Amedina

Mihrab de la Mezquita de Córdoba

Tres cúpulas frente al muro de la quibla, cubren la macsura y  alumbran el mihrab  Mezquita de Córdoba, marcando la parte más relevante del original templo musulmán. Cuando el saber ilumina la ciudad de Córdoba, y su califa simboliza la “Luz de occidente”, la ampliación que el príncipe de los creyentes proyecta en la mezquita Aljama, se aleja de la luz natural que por los ya lejanos arcos, entra desde el patio de los naranjos.

Así, Al-Hakam II crea un espacio de luz en el primer tramo de la nave axial, con una original cúpula de nervios califal, y otro lucernario mayor en el mihrab, que proyecta la importancia del lugar destinado a dirigir la oración.

Mihrab Mezquita de CórdobaEl mihrab es el nicho central del muro extremo de la mezquita, que denominamos “Quibla” y  que marca el sentido de la oración, en dirección de la Meca. La mezquita aljama de Córdoba no presenta realmente su orientación a la ciudad sagrada del Islam, pues sigue la tradición de las mezquitas de Damasco, en las que rezó Abd-al Rahmán I durante su infancia.

Este lugar, entre las portadas del sabat (acceso privado del califa desde el alcázar) y de la cámara del tesoro, no sólo dirige el sentido de la oración, sino que se erige como enclave central de la construcción de Al-Hakam II, y del propio templo.

Ambas entradas en arcos de herradura menores se repiten en estructura. Un paño de mosaico con diversas bandas de decoración cúfica bajo una celosía sostiene cada portada. Por otro lado, el del mihrab, se extiende en altura hasta dibujar la impresionante cúpula que cubre el vestíbulo de la macsura. Es éste un espacio frente a la quibla destinado para la familia real e imán. Desde aquí se dirige la oración, ya sea llevada a cabo por el imán o por el califa.

El mihrab cordobés queda conformado por una pequeña estancia octogonal cubierta por una venera. Sostenida por un zócalo de losas lisas de mármol veteado, atravesadas por una banda cúfica donde se refiere al califa Al-Hakam II que ordena su obra, y la fecha en que se  culmina,  27 de Noviembre- 28 de Diciembre de 965. Arcos ciegos trilobulados soportados por columnillas marmóreas ocupan los seis paños de la estancia. Disponen capiteles compuestos y corintios sin orden establecido, y basas con epigrafía dorada.  Las dovelas alternas de los arcos,  albanegas y lienzos de los muros, quedan cubiertas por rica decoración en ataurique, en sintonía con las labradas piezas de mármol que conforman el zócalo de la fachada del mihrab.

Compone esta fachada una estructura semejante a la  presentada en la Bab al-Wazara (actual puerta de San Sebastián), que realizada en 855-856 dispone una decoración que se tornará en prototipo de portadas para el templo.

Destaca un solemne arco de herradura, con factura perfecta de mosaico en sus dovelas, presentadas con decoración vegetal y simétrica desde su clave. Flanquea la portada un zócalo de tres losas de mármol a cada lado.  Dos de ellas se presentan muy decoradas con motivos vegetales y geométricos, que superan en perfección incluso a las que componen el salón rico de la brillante ciudad de Medina Azahara.

Mientras, la más interna conforma la sección frontal de la jamba del arco, que parece sostenerse por pequeñas columnas de mármol adosadas al intradós. Estas columnas ya estuvieron en el precedente mihrab de Abd al-Rahman II.  Serán trasladas y conservadas, al igual que su orientación, en el definitivo nicho de Al- Hakam II.  En la imposta apreciamos una nueva inscripción dorada sobre fondo rojo. Desde el zócalo arranca el alfiz que enmarca el arco y las bandas epigráficas que lo rodean. Es sin duda la factura de impresionante mosaico bizantino el que acapara la primera atención.

La macsura

La macsura dispone un espacio seguro para el califa y sus más allegados. El momento de la oración, en el que los fieles deben postrarse, es un momento oportuno para la traición y el ataque. Aunque nunca sucedió en la Mezquita de Córdoba, no son pocos los ataques sufridos por mandatarios durante el vulnerable momento del rezo.

Entre la portada del sabat y el mihrab, a la derecha de éste, existía una puerta, hoy cegada, donde se guardaba y extraía el mimbar. Esta pieza, pretendía dar altura al imán o al califa durante la lectura de los sermones (jutba). Se componía de una escalera de madera de 9 peldaños, con ruedas, terminada en una plataforma, que según la tradición solo podía ocupar el profeta Mahoma, por lo que el imán se situaba en escalones inferiores. Actualmente en la parte superior se suele situar un trono, y el uso del mimbar queda reducido a oficios ceremoniales y grandes mezquitas. Solía ser una pieza muy decorada y trabajada, siendo la de Córdoba de notable factura y relevancia. Las últimas referencias que nos hablan de él, cuenta que quedó desmontado durante el Obispado de Pedro Antonio de Trevilla, a principios del siglo XIX.

El respeto al orden de la ciudad precedente a su llegada, a las costumbres y propiedades de sus habitantes, empujan al primero de los Omeya de Al-Ándalus a tomar una decisión hasta hoy en día comentada. El príncipe emigrado, padre de la Mezquita fundacional le otorga al templo una mirada fija casi al sur, que como si de un código genético se tratara, quedará para el edificio como uno de sus caracteres definitorios.

Esta orientación será respetada por los sucesivos emires y califas que amplían la Mezquita Aljama, y ni posteriores intervenciones cristianas destinadas a darle al edificio una nueva mirada hacia el Este, dirección de la ciudad sagrada del cristianismo (Jerusalén), conseguirán borrar del todo la mirada dispuesta en el templo original.

El mihrab de la mezquita se encuentra centrado en el muro de la quibla, dándole la orientación a esta, la cual a su vez marca la dirección de la oración.  Tras dos ampliaciones hacia el Sur, la quibla y el mihrab de la mezquita que hoy podemos admirar fue obra de Al-Hakam II, y sin duda junto al Salón Rico de Medina Azahara será la mejor exposición artística del califato Omeya. Con la ampliación hacia el Este llevada a cabo posteriormente por Almanzor, quibla y mihrab quedan descentradas con respecto a la sala de oración. Esta última ampliación, siendo la mayor, también es la más austera, y no extiende la quibla, conservando la del Califa Al-Hakam II.

Al mihrab le precede la macsura, un lugar reservado y protegido, profusamente decorado y  destinado a dar seguridad al imán que dirige la oración, que bien puede ser el califa, así como a la familia de éste. En el templo cordobés se trata de un vestíbulo cupuliforme de 15,40 metros de altura, donde queda expuesto el alcance artístico del califato Omeya andalusí.

Hoy en día tal despliegue ornamental, y la perfecta composición del mosaico bizantino sigue deslumbrando a todo aquel que lo observa. Los casi 200 metros cuadrados de mosaico cubren el frontal del Mihrab, la cúpula de la macsura, y decoran dos puertas que se disponen a ambos lados del mihrab.

Sabat

Dichas puertas eran el acceso al tesoro, en el lado oriental, y al sabat, la occidental. El revestimiento de mosaico, según referencias de Ibn Idari, comienza en Junio de 965 una vez ejecutada la cúpula.  Y según M.Ocaña los mosaicistas  finalizan en la puerta de sabat a final de 970, o principios de 971. Los más de cinco años para culminar el trabajo, se debe a que el mosaicista bizantino debió instruir a los esclavos aprendices cordobeses  cómo debieran ser hechas y colocadas las teselas. Posteriormente las alabanzas al califato, elogiarían la destreza de los artesanos andalusíes, afirmando que su habilidad superaría a la de los propios bizantinos.

Al-Hakam II había pedido al rey de los Rum, el emperador de Bizancio Nicéforo Focas, que le enviara un artesano a la altura del proyecto. En respuesta le hizo llegar al artesano, junto con 320 quintales de teselas a título de regalo. Las teselas son de 1-1,5 cm de ancho, pudiéndose diferenciar diecinueve colores distintos, de los que salvo el gris y el blanco, que son mármol y calcarenita, son piezas de pasta vítrea. Se cuentan 4 tonos de azul, 9 tonos de verde, rojo, púrpura, amarillo, malva oscura, mármol gris y caliza blanca.

Dos arcos de idéntica composición flanquean la fachada del mihrab de la mezquita. En el lado occidental la puerta del sabat servía de acceso al califa desde el alcázar hasta la macsura. A la izquierda del mihrab se guardaba el conocido Corán de Córdoba. La puerta que da acceso al tesoro (Bab Bayt al-Mal) fue reconstruida en 1916 por Ricardo Velázquez Bosco, quién contó con la colaboración del “mosaísta veneciano”, Francisco Moro Lin, y que se sirvieron de los textos y motivos decorativos de la puerta de acceso al sabat.

Si está pensando visitar la Mezquita de Córdoba, o si quiere una experiencia de Córdoba única, el equipo de Amedina Córdoba, estará siempre dispuesto. Consulte nuestras visitas guiadas a la Mezquita y tours en Córdoba, o si lo prefiere opte por un guía privado. Nos gusta Córdoba. Te gustará a ti.

Para garantizar un mayor rigor, este artículo ha sido verificado con fuentes y bibliografía fiable. El contenido incluye enlaces a sitios de medios oficiales, instituciones académicas y a publicaciones relacionadas. Todo el contenido de nuestra página ha sido redactado por profesionales y chequeado, aun así, si crees que presenta algún tipo de error o inexactitud, o que no está actualizado, o bien no te genera confianza, puedes contárnoslo aquí y aportar las correcciones que estimes necesarias.