Hospital de San Jacinto
La presencia hoy en día del Hospital de San Jacinto en la plaza de Capuchinos se la debemos a la hermandad de San Juan, San Simón y San Judas. Desde otro hospicio menor, mucho antes de la construcción, en el Siglo XVIII, del edificio que hoy enmarca la plaza, ya se dedicaban al amparo de enfermos, y necesitados.
El hermano Pedro Castillo fue principal promotor de esta hermandad, sobrecogido por la indefensión y vulnerabilidad de los enfermos, que vivían y morían en las calles. A principios del Siglo XVII, constituyen las reglas que guiaran la hermandad, mientras que asisten a los primeros desafortunados.
Fundan así el primer hospital de San Jacinto. Lo harán en el primer hospicio, que gracias a la intervención del Obispo y Tomás de Baeza, les fue concedido para su actividad. A principios del Siglo XVIII, la hermandad recibe un gran impulso gracias al beato Francisco de Posadas. Éste primer hospital será vendido para la adquisición de los terrenos del Marqués de Almunia, Don Juan Antonio de Palafox, en los que se construirá el nuevo hospital. Se compran los solares sobre las antiguas casas solariegas del Marqués de Almunia en 1711, pagándose 7000 ducados. En el año 1728 ya se encuentra terminado. Los monjes capuchinos ocupaban ya su convento, sito justo delante desde 1633. Entre ambos edificios queda conformada la famosa Plaza de Capuchinos.
La iglesia de Nuestra Señora de los Dolores formaba parte del antiguo Hospital de San Jacinto, construido sobre antiguas casas solariegas del marqués de Almunia. La plaza otrora conocida como de Almunia, hoy es la famosa Plaza de Capuchinos. El marqués era dueño de los solares donde se construyen en el Siglo XVII el convento del Santo Ángel, inaugurado en 1633 y en el XVIII el hospital de San Jacinto, terminado en 1728.
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